¿Se debe permitir a las grandes empresas de internet gestionar TLDs genéricos?

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publicado el 13 mayo 2013

Categorías: Dominios / ICANN / Propiedad Industrial

El pasado mes de abril fui invitado a participar en una mesa redonda en el evento Domaining Europe, que acoge a los principales actores europeos del sector domaining; mesa redonda dedicada especialmente a los aspectos jurídicos de los nombres de dominio. En ella tuve la suerte y el honor de debatir junto a  Paul Keating, abogado con despacho en Barcelona y Londres y  Karen Bernstein abogada experta en propiedad intelectual y despacho en New York; sobre la liberalización de los nombres de dominio de primer nivel (gTLDs), lo que supone esta liberalización para las marcas, empresas multinacionales, etc. así como aquellos aspectos relacionados con la protección de los nombres de dominio, y el mercado secundario. De la mesa todavía me viene a la cabeza una de las preguntas sobre las que debatimos y de las que ciertamente me genera cuestiones sobre el futuro de internet.

La pregunta es ¿se debe permitir que empresas como Google/Amazon sean titulares de nuevos TLDs como «.book», «.lol», «.docs»? Primeramente decir que esta pregunta, a estas alturas, ya no tiene sentido tal y como se encuentra avanzado el procedimiento para la solicitud de las nuevas extensiones; pero que seguramente todavía nos puede hacer recapacitar sobre el desarrollo de las nuevas extensiones e internet en un futuro no muy lejano. Asimismo, para quien quiera revisar están accesibles las solicitudes de los nuevos TLDs que ha solicitado Google.

Dicho lo anterior, los temores que las grandes multinacionales de internet se hagan con estas extensiones vienen, a mi juicio por 2 vías, primeramente porque conocemos la voracidad de estas grandes empresas y que ciertamente se pueden apoderar de términos genéricos como «book», con lo que ello conlleva; o que, en el caso de google seguramente pueda mejorar posicionamientos en el buscador de los dominios/webs que utilicen sus TLDs penalizando a aquellos que no lo utilizan.

Ante esa pregunta las primeras cuestiones que me vinieron a la cabeza es ¿de quién es el diccionario? ¿quién es la ICANN para decidir que es una empresa y no otra (y con mucho dinero por delante) la que gestione un TLD compuesto por términos genéricos? Estas cuestiones ya no tienen sentido, como digo porque el procedimiento está en marcha, pero que aún y todo debieran seguir en el candelero para buscar una solución más consensuada sobre la entidad que gobierna Internet y decide sobre el presente y futuro de los TLDs.

Una vez abierto el procedimiento, está claro que todas las empresas que quieran optar (y sin excluir ninguna) tiene el mismo derecho para acceder, solicitar y en su caso ser las que finalmente decida la ICANN las que gestionen los nuevos TLDs, sean cuales sean. Eso sí, corresponderá a las autoridades competentes que los servicios que presten TODAS las empresas y que incorporen los nuevos TLDs se hagan de forma competitiva, esto es, se vigile muy mucho que se compite de igual manera sea cuál sea el TLD sobre el que alguien esté prestando el servicio, sino, me temo, que el monopolio de algunas de ellas puede crecer ante la «obligación» del registro de dominios en las extensiones que ellos mismos gestionan. En definitiva, espero que las autoridades estén ojo avizor revisando las actividades competitivas de estos grandes; y que, como suele ser lo habitual, no se haga a posteriori.

Asimismo, convendrá también por parte de las autoridades competentes (ICANN incluída) observar la protección industrial que hacen las grandes sobre los nuevos TLDs que gestionan para evitar abusos y sobreprotección de términos ya de por sí genéricos, que como repito, son algunos gTLDs como «book».

En definitiva habrá que estar atentos ante las nuevas extensiones, si bien es cierto, que a priori esta liberalización no es vista con buenos ojos y se presume que un porcentaje altísimo de dominios no tendrán éxito; no es menos cierto que detrás de muchos de ellos están los grandes gigantes de internet que sabrán rentabilizarlos y utilizarlos con sapiencia para sus fines.